con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
¿Y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?
¿Y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
lo que sé es que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco.
Gustavo Adolfo Bécquer
4 comentarios:
Bello poema.. un gusto visitarte y leerte..
saludos fraternos
un abrazo inmenso
que tengas un buen fin de semana
Feliz fin de semana Adolfo, gracias por la visita, es un pla cer.
Un abrazo grande.
Uff.. Becquer, ¡qué profundo!
Pero es totalmente cierto que somos distintos por dentro. Creo que sólo somos nosotros en función de lo que somos por dentro.
Besos.
Bienvenido El antifaz, encantada de saludarte.
Muy profundo Bécquer, sí, sus poesías siguen tan vigentes que parece que las escribió ayer.
Yo también creo que nuestro interior es lo importante, pero está bien que se refleje en el exterior todo lo bueno que hay en nosotros.
Besos.
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