(Flashback)
Hace unos días salí a pasear por la Marina, sola como un alma que necesita encontrar a su gemela. Me bajé del autobús en la parada de la Plaza Galera. La fuente estaba funcionando, preciosa, dándole un toque mágico, con su sonido de agua al caer, al atardecer primaveral.
De pronto se desató un viento huracanado que revolvió mi melena.
El agua del puerto se tornó gris y nubarrones negros asomaron por la Mujer Muerta. Saqué el pañuelo color verde de seda que llevo en el bolso y me lo coloqué en la cabeza para no despeinarme demasiado, como si fuera una actriz de Hollywood, dejando ver mi flequillo a lo Cleopatra, con un doblez arriba mientras los picos de atrás los agitaba el viento.
Enseguida empezó a llover. Caían gruesos goterones que se confundían en el suelo con las salpicaduras del mar que envalentonado lanzaba la espuma de las olas a la acera. Un espectáculo único para verlo tras un ventanal, pero yo impasible seguí como si tal cosa mi camino; a la vuelta del paseo casi no veía y me puse como una sopa.
Siempre recordaré esa tarde, ese paseo y tu ausencia, pues es por ahí, en ese trayecto dónde suelo verte más y aunque creo que tú no me recuerdas... yo siempre recuerdo que una vez me cobijaste con tu paraguas, claro que era muy jovencita…he cambiado. Mi timidez me impide saludarte.
No te vi, y tal vez ya nunca más...me han llegado rumores de que te has marchado, no sé si volverás.
Estoy convencida de que cuando el barco dobló la bocana las palmeras del Paseo lloraron, seguras ya de que no las podrías ver tan tristes.
Nine
Hace unos días salí a pasear por la Marina, sola como un alma que necesita encontrar a su gemela. Me bajé del autobús en la parada de la Plaza Galera. La fuente estaba funcionando, preciosa, dándole un toque mágico, con su sonido de agua al caer, al atardecer primaveral.
De pronto se desató un viento huracanado que revolvió mi melena.
El agua del puerto se tornó gris y nubarrones negros asomaron por la Mujer Muerta. Saqué el pañuelo color verde de seda que llevo en el bolso y me lo coloqué en la cabeza para no despeinarme demasiado, como si fuera una actriz de Hollywood, dejando ver mi flequillo a lo Cleopatra, con un doblez arriba mientras los picos de atrás los agitaba el viento.
Enseguida empezó a llover. Caían gruesos goterones que se confundían en el suelo con las salpicaduras del mar que envalentonado lanzaba la espuma de las olas a la acera. Un espectáculo único para verlo tras un ventanal, pero yo impasible seguí como si tal cosa mi camino; a la vuelta del paseo casi no veía y me puse como una sopa.
Siempre recordaré esa tarde, ese paseo y tu ausencia, pues es por ahí, en ese trayecto dónde suelo verte más y aunque creo que tú no me recuerdas... yo siempre recuerdo que una vez me cobijaste con tu paraguas, claro que era muy jovencita…he cambiado. Mi timidez me impide saludarte.
No te vi, y tal vez ya nunca más...me han llegado rumores de que te has marchado, no sé si volverás.
Estoy convencida de que cuando el barco dobló la bocana las palmeras del Paseo lloraron, seguras ya de que no las podrías ver tan tristes.
Nine
6 comentarios:
Excelentes.. el vídeo como el escrito perfecto
saludos fraternos con mucho cariño
un abrazo inmenso
Te he acompañado en el paseo, Nine, y he rememorado toda aquella época.
¡Bendita sea nuestra Tierra!
¡Feliz día del libro y de la rosa!
Un beso muy grande.
Muy triste... pero me encanto como describiste el paseo.
Muy bonito
Gracias, Adolfo, me fuí a dar un paseo por mi tierra con el pensamiento y en otra época.
La fuente ya no existe y la Plaza ahora se llama de la Constitución Española, está distinta pero muy bonita.
Si paseas por la Marina Española ya no te mojaran las olas, porque han construido un precioso parque Marítimo en lo que antes era orilla.
Quedan los recuerdos y esos nadie nos los quitará,creo.
Abrazos fraternos con mucho cariño.
Malena, mil gracias por tu agradable compañía, tal vez me crucé contigo esa esa tarde, pero entonces no te conocía, me apena no haberte conocido antes, podríamos haber sido muy buenas amigas.
Muchos besos amiga.
Simpática Carla, muchas gracias por tu comentario me es muy grato recibirlos.
El relato es tan triste como la realidad de aquellos días.
Pero era vivir, conocer el amor, tener sueños y a veces tener que decir adiós para siempre...sin saber que lo hacías.
Muchos besos.
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