Aquella niña

Otra vez me atrapa la tristeza
y regreso a caminar por caminos soñados…

Visito casas dónde fui feliz
busco la presencia de aquella niña
delgada, grandes ojos, tirabuzones
naturales en el pelo castaño
la imagino jugando con su muñeca preferida.
Le da la merienda, la saca de paseo
por su calle dónde los vecinos
quieren y respetan a los niños.
Vuelve contenta a casa
besa con cariño a mamá,
acuesta a la muñeca,
le da un beso tierno y la arropa.
Su vestido blanco de organdí
el collar que fue de mamá en el cuello,
la cara morena del sol veraniego
la veo pasar y me pregunto:
si me viera qué pensaría de mí,
tal vez se llevaría un susto
o creería que soy su joven abuela
la que no conoció,
por la que le pusieron su nombre
y vuelvo a sentir ternura infinita
deseos de protegerla, que nadie la dañe
ayudarle a que aprenda lo que desee saber
a que mantenga su actitud siempre dulce
ante las adversidades de la vida,
consolarla cuando llore por cosas importantes,
no consentirle llantos por las que no lo sean
que quiera a todo el que la quiera
al que no, lo deje pasar … ancho es el mundo
y que para todos Dios reparta suerte de la buena.

Nine